23/4/08

Suicidio nº21

Y Quisiera poder Gritar que Ya Soy Libre...

Pero duele soltar y el dolor, Me Persigue.



Un mes más y ya hará el año.






Siempre, no estar cerca de la gente que quieres es difícil, al menos para mi lo es, pero saber que nunca jamás volverás a estar junto a las personas que quieres, es mucho más difícil. Ojalá en el mundo las cosas se nos presentaran más fáciles, estoy harta de Baches. Estoy harta de mentiras. Todo son mentiras a tu alrededor cuando lo que nuestra alma necesita son más verdades que nos ayuden a caminar.

















Lluvia. Lluvia que repiquetea en mi ventana. Lluvia que cala el cuerpo y el espíritu de quién se siente vacía por dentro. lluvia de recuerdos, de susurros, de emociones, de palabras, de canciones, de sonrisas, de promesas, de caricias... lluvia de ti, lluvia que hace recordar que sigues presente, lluvia que hace que las nubes lloren, pero también que el cielo se vista de colores junto al sol. Lluvia que al mismo tiempo molesta y alegra. Lluvia que nos trae olores de otros momentos que ya no podemos volver a vivir. Lluvia de recuerdos... siempre llueven recuerdos cuando menos (o tal vez cuando más) lo necesitas. Lluvia. Ojalá lloviese siempre que necesitamos a alguien a nuestro lado. Aunque, tal vez, nunca veríamos el sol.

Lluvia.

























Del puño y letra de Phoebe

By Sylvia

5/4/08

Suicidio nº 20


Tal vez no tengas ganas de saber

Tal vez el mundo gira y no lo quieras comprender

Eres tú otro que no lo puede ver

Que existen más problemas que los tuyos y los de él...

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Y Busco Una Salida

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Una Salida- ECDL

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Bueno, si, volvemos a lo de siempre, volvemos al principio. Hora 0. Momento 0. Día o. Mes 0...

Ojalá, no todo es tan fácil como decir Ahora quiero que se acabe todo lo que me rodea. Ayer mismo por la noche estuvimos hablando de eso... ¿Por qué no huir? Si, claro, todas esas personas, familiares que dejas atrás... pero ¿Y loq ue hay delante? Todos tenemos claro que tenemos sueños que el día de mañana no vamos a poder cumplir, por que al terminar de estudiar, te casas, compras tu piso, te metes en deudas... ¿Porqué? ¿Porqué no puedo escapar simplemente?

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No era el día más indicado para eso. Ni siquiera era un buen día. Las nubes eclipsaban una tímida luz, que brillaba entre las personas de la calle, como una luz fantasmal, como si todos sus temores se hubieran materializado en forma de esa espectral luz... Tiré el cigarrillo al suelo y lo pisé con desgana. No era posible. Si fuese así, a mi alrededor habría una luz casi cegadora, pensé. Miré el reloj nerviosa. Nunca se retrasaba tanto. Ojalá no llegara nunca. Dentro de mi corazón, en el fondo deseaba desaparecer sin ningún tipo de ceremonias. Pero aquel caso era distinto, parecía que su sexto sentido le hubiera advertido sobre mis intenciones, y aquella mañana me había llamado antes de lo habitual. Encendí otro cigarrillo, casi de una forma automática, por matar el tiempo. Miré las cars de las personas, tan desoladoras, con vidas seguramente más complejas que la mia, per sin rastro de toda esa pesadez en el rostro. Suerte. Tenían la suerte de saber cargar con todo eso sin desmoronarse. Hacía solo un par de horas yo había decidido que no era capaz de hacerlo, de seguir con la farsa de vivir día a día quemada por el qué hacer, por la angustia de tener que sujetarme a las mismas personas que no eran capaces de coger mi mano cuando más lo necesitaba, ni de secar mis lágrimas cuando me era imposible detenerlas. Cada calada me sabía un poco más a angustia, a desesperación. A las ganas tremendas de coger la mochila a mis pies, echarmela a la espalda y correr tan rápido, que nadie fuese capaz de alcanzarme nunca. Pero tenía que esperarle. Terminé el segundo cigarrillo y cuando terminé de pisarlo contra el asfalto, su cálida presencia resaltó de entre los transeuntes marchitos. Su piel rebosaba una luz, que no se parecía a la que se respiraba en el ambiente. Era cálida, acogedora, resplandeciente y una luz con la cual podías sentirte segura. Al verle, le abracé y acerqué mis labios a su oído, sin soltarme de su abrazo. Sentí que sabía que era el último, estrechaba con tanta pasión mi cuerpo, como si supiese que en ese momento, era lo más frágil del lugar, como si supiera que nunca más podría abrazarlo.

Adiós.

Fue la única palabra que mi voz quebrada se atrevió a pronunciar. Ella se apartó de mi abrazo, después de un último beso en la mejilla. La miré a los ojos. Veía en ellos toda mi vida reflejada, tantos momentos, tantas aventuras... eran aquellas cosas que sólo de niña puede vivir. Tantos secretos, tantas histórias... Cosas que sabía que sólo perduraría en el vago recuerdo de lo que fue nuestra amistad. Una amistad tan grande, tan verdadera. Era lo único que sabía que iba a echar de menos, sus charlas, sus consejos, su risa, nuestras tonterías, nuestras noches inolvidables, nuestras mentiras... Todo.

Me eché la mochila al hombro y me di la vuelta, alejandome de aquel pasado que no quería repetir, alejándome de la única persona que me conocía y sabía porque hacía todo aquello. Desaparecí por entre la luz de aquella mañana nublada, sin girarme para ver como nuestras lágrimas salían al unísino, en una silenciosa despedida, dándo por finalizado un tramo en nuestars vidas, para dejar que el siguiente nos desvelara nuestros próximos errores.

Que dificil es a veces decir adios.

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Del puño y letra de Phoebe

By Sylvia