29/10/09

Suicidio nº51


Soy feliz, porque estoy enamorada.

Pero no eso es lo único que necesito para ser feliz. Es una mentira muy grande que nos contamos cuando no estamos enamorados, para flagelarnos y deprimirnos aún más, y que cuando alcanzamos, nos damos cuenta de que no es así, pues el amor no es un punto, una meta a la que se llega, se sienta uno de brazos cruzados y dice "Ya he llegado ¿Y ahora qué?". No. El amor es como una planta, que hay que cuidar, mimar, regar cada día, prestar atención, mimar... eso me recuerda a la rosa de El Principito.

"Me creía rico con una flor única y resulta que no tengo más que una rosa ordinaria."

"Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante."

"Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas."


Yo tengo ya mi rosa.

Del puño y letra de Phoebe
By Sylvia

13/10/09

Suicidio nº 50

Azul


Ariadna caminó por el jardín descalza. No es que le gustara el roce fresco del rocío que impregnaba la hierva, no le molestaba, pero no tenía tiempo para disfrutarlo. Se había olvidado los zapatos en su habitación, al salir apresuradamente de su habitación. No tenía muy claro qué era lo que le llamaba ahí afuera. La luna brillaba en el cielo, pulcra, redodna, soberana de la noche, con todos sus acompañantes en pleno apogeo, pero no, no era la luna lo que le llamaba.

No caminaba deprisa, era cmo si pensara disfrutar del paisaje, pero sin disfrutarlo, como si apresurarse solo hicera que se desvaneciera el instante. No quería ser una niña impaciente. Le habían enseñado a esperar cuadno quería algo con toda su alma, así luego todo sabía mucho más dulce.

El camisón de franela que llevaba, apenas le salvaguardaba del frío primaveral de la noche, pero tampoco parecía importarle esto. Ella seguía con la mirada, color almendra, fija en el horizonte. Seguramente, para ella no hubiera nada más que eso, el horizonte.

Pronto dejó atrás el jardín de la casa, una casa gris y majestuosa, que no compartía ningún parecer con la vivacidad de la niña, que parecía estar hecha de un rayo de sol, con los cabellos rizados, brillantes por el reflejo de la luna, como el oro. Con la piel tan blanca, como la primera nieve que se posa en la tierra, justo antes de ser pisada por personas y animales que no reparan en su belleza. No era muy alta, pero lo suficiente para poder ver por encima del seto que bordeaba la casa, y al mismo tiempo, tan pequeña como para poder atravesarlo sin hacerse muchos rasguños.

Sólo un trozo de su camisón azul de franela quedó prendido de una de las ramas, que aprecía querer abrazar a Ariadna y no soltarla jamás. La niña continuó andando sin advertir esto.

El prado se abría bien amplio, sólo para ella y algún cervatillo despistado que estuviera lenvantadoa esas horas. La niña comenzó a caminar más rápido, con más insistencia. Sus pies comenzaron a sentir pequeñas punzadas de dolor, al encontrarse ocn ramas descuidadas, piedras en el camino, y demás cosas que la naturaleza dejaba por ahí tiradas de cualquier manera. Sí que sintió aquel dolor, sin embargo, prefirió seguir caminando sin rumbo aparente.

Un grito partió la noche. Una mujer con el cabello dorado como el oro, despeinado, y con una mirada de terror, salió corriendo por el jardín de la casa. Al llegar al seto, y descubrir el pequeño retal de tela azul, la mujer emitió un grito más apagado, los hombres ocmenzaron la búsqueda, los perros aullaron olfateando cada rincón de la pequeña población.

De Ariadna, no se encontró más que un pequeño retal de franela azul.

Nadie supo nunca más de ella.



Del puño y letra de Phoebe
By Sylvia

6/10/09

Suicidio nº49

Creo que no soy la persona más indicada para hablar de perfección, pero voy a intentarlo. Como se dice bien dicho en una pelicula que yo idolatro :"Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes", así que me dejaré de tonterias: voy a hacerlo.


La perfección no es lo que nos imaginamos. Un momento perfecto no es el que pases con la persona perfecta en el lugar y la hora perfecta, desengañemonos, no existen.
La perfección está dentro de nuestra cabeza, nosotros marcamos el principio y el fin de la perfeccion que nosotros deseemos. Es perecto cuando cumple tal y tal, pero no hay una perfección común a todos.

Para mi, la perfección es querer y ser querido. por suerte, conozco a muchas personas perfectas.

"Y es tan frecuente como extraño
Si no puede hacerte daño,
no te hará feliz"

Del puño y letra de Phoebe
By Sylvia