12/11/11

Suicidio nº 133

Los días que las cosas no te salen, no lo fuerces, porque lo único que vas a conseguir es un resultado desastroso, y un bajonazo de ánimo.
Aunque pongas todo tu empeño y tu mejor sonrisa, hay días que, simplemente, no salen. Y después te culpas por parecer que eres inútil, que no puedes ganar la lucha de la cansada rutina.
Levanta el ánimo, ponte en pie y quítate el polvo, y echa a caminar hacia delante. Deja que la lluvia te moje, que la nieve te enfríe y que el sol caliente tu rostro. Mira a las adversidades con el mentón bien alto y una sonrisa que intimide a quienes vengan con las peores intenciones. No te dejes pisotear. Se fuerte y acepta lo que en la vida te ocurre. Te esperan momentos maravillosos, pero ninguno fue ni será tan increíble como el que estás viviendo en este momento, porque es único e irrepetible, por muy malo o bueno que sea.
¡Arriba!

7/11/11

Suicidio nº 132

MUJERES VS HOMBRES
Explicación de porqué las relaciones son tan difíciles.


-Me gustas
-Te Quiero
-Que agobio ¿Porqué siempre lo estropeas todo?

No hay reglas escritas sobre qué está bien decir y qué no. Por eso metemos tanto la pata normalmente en las relaciones. Por eso, muchas veces, las mujeres nos comemos la cabeza y los hombres aparecen con un interrogante gigante encima de sus cabezas pensando que cojones han hecho -o han dejado de hacer- para que nosotras nos sintamos así. Es difícil nadie tiene el manual, y aunque muchos hayan querido escribir algunas reglas, cada pareja es un mundo. No sirven las mismas palabras de amor o los mismos gestos, para todos. No todas las parejas pueden tener nombres cursis y ridículos secretos porque sea así como lo hacen todos. 
Cada pareja es un mundo, pero un mundo real, de sólo dos habitantes. En mi cabeza, en lugar de un mundo, se trata de una habitación en blanco. Cada vez que conocemos a una persona especial, se abre una habitación blanca y desnuda en nuestro corazón. Entre los dos le dais forma. Entre los dos escogéis vuestro color favorito, los muebles de una forma u otra, si ponemos plantas o no, si las ventanas darán al mar o a la montaña. Según cuanto dura la relación, la habitación será más grande o más pequeña, por eso cuanto más larga es, más nos cuesta vaciar poco a poco esas habitaciones, por eso nos parte por la mitad verlas desnudas como al principio, porque habíais trabajado tanto y tanto para que fuese perfecta... Pero hoy no voy a hablar de cuando las relaciones se parte, si no de la parte bonita, de la construcción y decoración de la habitación del amor de cada uno.
Los hombres, lo tienen casi más difícil para entender todos los secretos del amor que nosotras. Al fin y al cabo, todas nosotras cuando hemos sido niñas, hemos visto las películas de Disney - donde las princesas son valientes e independientes y los príncipes se enamoran perdidamente de nuestras virtudes- y hemos jugado con las Barbies a crear la vida perfecta entre hombre y mujer. Ellos no han soñado jamás con una boda, ni una casa, ni con el amor, por lo tanto, sus expectativas son diferentes a las nuestras. En realidad, no estoy dentro de la cabeza de ningún hombre, y me resultaría difícil decir que piensan ellos en realidad, pero creo saber un poco del tema -desgraciadamente, por el sistema prueba-error - y puedo afirmar sin lugar a dudas, de que las mujeres somos terriblemente complicadas, neuróticas, exigentes y emocionalmente inestables. Todo en el buen sentido.
Los hombres no saben por donde coger, cosas que para nosotras son de una lógica aplastante. De verdad, sé que no es culpa suya, que no lo hacen aposta, pero no llegan al nivel de exigencia que nosotras le estamos pidiendo al príncipe azul ideal. ¡Despertad mujeres del mundo! No es que no existan los príncipes azules, es que los hombres se esfuerzan mucho, muchísimo en complacernos, pero nunca lo van a hacer tan bien como nosotras hemos imaginado que tendrían que hacerlo. Demosles un poco de tregua. Aunque también hay que admitir que los hombres son de hacer muchas burradas que nos afectan directamente... pero en serio ¡No se dan cuenta! -y parece mentira, porque es terriblemente evidente- ellos quieren hacerlo bien, pero en el momento que se relajan, y creen que lo tienen todo hecho, es cuando vuelven a fallar por algún otro detalle nuevo que ha surgido de nuestro interior sin poder evitarlo.

Por esta razón, las mujeres somos como somos, y los hombres sois como sois. Nosotras muy complicadas para las relaciones y vosotros demasiado simples. Que no veo ninguna de las dos cosas para nada negativas. ¡No podemos vivir el uno sin el otro, a pesar de las diferencias! Eso es lo bonito de la vida, y de las habitaciones medio llenas.

3/11/11

Suicidio nº 131

UNA MUJER CON CUERNOS.

Y la historia vuelve a repetirse.

Le llamé, pero no estaba donde me decía. Cogió el telefono nervioso. Normal, me estaba engañando, es nromal que los nervios, la culpabilidad y el hijoputismo interno le sobre pasen. Me contesta intentando poner una voz tranquila, despreocupada. Pero yo le observo desde el otro lado del estaurante, fumando mi último cigarrillo. Sus manos estaban sudorosas, se cogía el cuello de la camisa constantemente mientras manteníamos una conversación banal sobre como le iba el día, qué había hecho, y una serie de mentiras muy elaboradas más. No me importaba, quería que siguiese mintíéndome. Conta más mentiras, mi sed de venganza se hacía más grande, y mi sonrisa más ámplia. La chica que se encontraba con él no era ni si quiera más guapa que yo. Sí más débil de espíritu´, porque tonta debía ser para dejarse engañar por alguien que ya engaña a otra mujer. Eso entre mujeres no deberíamos hacernoslo, porque si un hombre deja de ser fiel a su dueña, es como un perro, en cualquier momento te morderá la mano a ti también. Ella mira para todos lados y se pone roja. Sabe que al otro lado del teléfono estoy yo, y me teme. Eso me gusta. Se siente amenazada por mi porque él no es capaz de dejarme. No tiene los huevos necesarios. Y se cree que toda la vida voy a estar así, sin enterarme de su absurda e infantil aventura. No sabe lo caro que le va a costar. Si ella supiese que además también me encontraba al otro lado de la sala, sin duda se hubiera desmayado. Pero no es eso lo que quiero para ellos. No. Se merecen más dolor.
Por fin cuelgo y él relaja los músculos, ella sonríe tímidamente, y se toman de las manos por encima de la mesa, para mirarse a los ojos como dos adolescentes. Que se miren, el tiempoq ue deseen. Es la última vez que se verán. De hecho, es la última vez que volverán a ver nada.
No hay nada peor en este mundo que una mujer despachada y engañada.
Y él está a punto de comprovarlo de la forma más terrible que podríais imaginar.