16/5/15

Suicidio nº 404

Soy la peor enferma del mundo.

Me refiero a que no se me da nada bien ponerme enferma. Me vuelvo exigente, mimosa, requiero atención, me quejo... una joya vamos. Me hace pensar que a lo mejor nos volvemos de nuevo unos niños cuando nos ponemos enfermos. Una vez mi padre me dijo que si vivía fuera, seguramente tendría que dejar una silla en mi habitación para que viniera el a cuidarme cuando estuviera mala. Y razón no le falta. En la distancia, el teléfono es mi mejor aliado para expresar lo malita que estoy y lo poco que me quejo. El teléfono es una "silla" para que estén conmigo cogiéndome la mano, aunque sea metafóricamente.

¿Porque nos comportamos así? No es ya si aguantamos o no el dolor. No creo que se trate de eso. Es que nos gusta tanto que nos mimen, que aprovechamos nuestra enfermedad (Que es un momento de debilidad para nuestros seres queridos) y les hacemos chantaje emocional sin ningún tipo de remordimiento.

Odio ponerme enferma. Pero me encanta sentirme cuidada.

12/5/15

Suicidio nº 403

Tranquilidad.
A veces me gusta parar y coger aire. Debo decir que tampoco es que yo sea una persona muy nerviosa o demasiado activa, pero hay veces que la vida parece que no te deja ni respirar de lo rápido que va. Así que nada, tranquilidad.

Y coge aire.

10/5/15

Suicidio nº 402 La Gomera

Mini escapada a la gomera.

Cada vez me quedan menos islas canarias por descubrir (Ya solo me falta por ver, La Palma y El Hierro, yuju!) y cada vez me doy más cuenta de que estoy en un lugar maravilloso. Es increíble, que cada una de estas islas sea absolutamente diferente al resto de ellas. Lo único que se mantiene es el buen ambiente que te transmiten los isleños. Hay una buena comunicación, buenos modales, te hacen sentir realmente en casa.

La gomera se puede describir con una sola palabra: tranquilidad. Estas rodeada por una naturaleza salvaje, llena de montañas, subidas y bajadas en carretera. No tiene unas playas paradisíacas, pero si rincones donde perderte y relajarte. Me sentí totalmente en paz con el mundo, tiene un montón de sitios por descubrir y nosotros, poco tiempo y también poca prisa, así que, como mi maravilloso guía ya conocía de sobra los lugares que había que conocer de forma imprescindible, fuimos a ver, pero no indagamos mucho más. Queda pendiente otro viaje más a fondo.
Una de las cosas más guays de nuestra escapada, fue que la hicimos en moto. Hay que decir que me sorprendió gratamente lo bien cuidadas que están las carreteras generales, aunque por supuesto, que remedio, ya que si no, no habría otra forma con la que moverse, y aunque es una isla pequeña, hay algo de distancia de un sitio a otro, si quisiéramos ir andando (ya os digo que hay mucha montaña)

Me llamó la atención también, lo pequeños y dispersos en el terreno que están los pueblecitos. De una casa a otra podían haber muchos metros y un buen barranco que las separe. Esto está bien si no quieres muchos vecinos, pero no podía imaginarme un pueblo todo dispuesto así hasta que viajé a la gomera.

Maravilloso, tranquilo, buen trato, buena comida, y buena compañía. Así es la gomera.