Cada vez me quedan menos islas canarias por descubrir (Ya solo me falta por ver, La Palma y El Hierro, yuju!) y cada vez me doy más cuenta de que estoy en un lugar maravilloso. Es increíble, que cada una de estas islas sea absolutamente diferente al resto de ellas. Lo único que se mantiene es el buen ambiente que te transmiten los isleños. Hay una buena comunicación, buenos modales, te hacen sentir realmente en casa.
Una de las cosas más guays de nuestra escapada, fue que la hicimos en moto. Hay que decir que me sorprendió gratamente lo bien cuidadas que están las carreteras generales, aunque por supuesto, que remedio, ya que si no, no habría otra forma con la que moverse, y aunque es una isla pequeña, hay algo de distancia de un sitio a otro, si quisiéramos ir andando (ya os digo que hay mucha montaña)
Me llamó la atención también, lo pequeños y dispersos en el terreno que están los pueblecitos. De una casa a otra podían haber muchos metros y un buen barranco que las separe. Esto está bien si no quieres muchos vecinos, pero no podía imaginarme un pueblo todo dispuesto así hasta que viajé a la gomera.Maravilloso, tranquilo, buen trato, buena comida, y buena compañía. Así es la gomera.


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