Soy la peor enferma del mundo.
Me refiero a que no se me da nada bien ponerme enferma. Me vuelvo exigente, mimosa, requiero atención, me quejo... una joya vamos. Me hace pensar que a lo mejor nos volvemos de nuevo unos niños cuando nos ponemos enfermos. Una vez mi padre me dijo que si vivía fuera, seguramente tendría que dejar una silla en mi habitación para que viniera el a cuidarme cuando estuviera mala. Y razón no le falta. En la distancia, el teléfono es mi mejor aliado para expresar lo malita que estoy y lo poco que me quejo. El teléfono es una "silla" para que estén conmigo cogiéndome la mano, aunque sea metafóricamente.
¿Porque nos comportamos así? No es ya si aguantamos o no el dolor. No creo que se trate de eso. Es que nos gusta tanto que nos mimen, que aprovechamos nuestra enfermedad (Que es un momento de debilidad para nuestros seres queridos) y les hacemos chantaje emocional sin ningún tipo de remordimiento.
Odio ponerme enferma. Pero me encanta sentirme cuidada.
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16/5/15
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