14/2/11

Suicidio nº 97

San Valentin

Día de los enamorados

O es se supone... bueno, yo no tengo muy claro de donde viene ni porqué esta fecha, pero ni estoy a favor ni en contra. Es decir, no voy a decir lo típico de San Corte Inglés, porque oye, que los enamroados se hagan regalos entre si, no tiene porqué decir que sean cosas muy extravagantes ni caras. Flores, bombones, que apenas cuestan nada, son regalos ideales para decir "te quiero", aunque esté claro que no hace falta demostarr als cosas con un regalo... siemrpe sienta bien ¿A quién no le gusta que le hagan regalos?

Hoy, de todas formas, no me siento muy inspirada para escribir, así que os dejo con una brevísima historia que espero, os guste:

Estaba sentada en el banco con los pies colgando, balanceándolos de alante a atrás, mirándose la punta de sus zapatos de charol. Les había dicho a sus compañeras que iría ella sola a casa, pero había mentido. El corazón le palpitaba a mil por hora ¿Vendrá, no vendrá? No lo tenía muy seguro. Esperaba que la nota que había en su buzón esta mañana no fuese mentira, pues se sentiría como una estúpida si todas sus amigas se encontrasen agazapadas tras un seto del parque, mirándola y riéndose de ella. 
Quitó aquellos pensamientos de su cabeza, mientars se tiraba el pelo hacia atrás con una pano. El cabello rubio y brillante, coronado por una cinta de color negro, se iluminó con el sol, haciendo que toda ella resplandeciese. Aún llevando el uniforme triste y gris del colegio, se sentía preciosa en ese momento, esperando a que su príncipe azul llegara por ella. Miró su mano izquierda, que apretaba con fuerza una tarjeta roja que había hecho ella misma, y que había escrito con mucho cariño para él. De pronto otra duda le asaltó ¿Y si el que se iba a reír de ella era él?... No, no, no, imposible. Se conocíand esde hacía años y era su mejro amigo desde que tiene memoria, el jamás haría algo tan cruel...
De pronto apareció por el caminito de tierra, con la mochila al hombro, y una sonrisa en la cara. Tenia el pelo revuelto, como si hubiese estado jugando al futbol, la corbata del uniforme mal puesta, y la camisa por fuera del pantalón. La cara pecosa e infantil resplandecia, parecía que él también tenia dudas sobre si al final ella habría cogido la nota o no. Se habría muerto de vergüenza si su apdre o su madre la hubiese visto y le hubiese reprendido. Pero no, ella estaba ahí, tan preciosa como siempre. Él llevaba en su mano un ramo de flores rojo carmesí, que le dio, dándole un beso en la mejilla. Ella le dijo gracias apenas con un hilo de voz y le entregó la tarjeta. Él la leyó con mucho amor, y se la guardó con cuidado en la chaqueta, muy cerca de su corazón. Dejaron las mochilas y el ramo de flores en aquel banco, para irse a jugar juntos, compartir secretos.. todo aquello que hacen los niños, pero mucho más felices, sabiendo que el otro, siemrpe estará ahí para ayudarle, apoyarle, y amarle.

Del puño y letra de Phoebe
By Sylvia

1 comentario:

Anónimo dijo...

precioso como siempre

gracias por escribir estas cosas quieras que no siempre que lo leo me ayuda en algo