23/4/15

Suicidio nº400

La historia de 
como intentó ser 
y no fue al final.

Y fue y quiso y amó.
Todo ella lo intentó.
Y dijo y desdijo y lloró.
Todo ella lo intentó.

Sintió pena
Sintió rabia
Selló la cena
como una tapia.

No había más
él no quería
no podía más
ella lo quería

Así que ella
con todo terminó
así lo sella
mentira y se acabó.

20/4/15

Suicidio nº 399

La imagen.

Lo que nosotros queremos transmitir a los demás, no es siempre lo que ven. Transmitimos una imagen que a  lo mejor no es la acertada, pero que nos supone una tarjeta de visita a nosotros mismos. No siempre es la acertada. A mi por ejemplo, la gente me gusta sencilla, simple, y sobre todo, que no sea falsa. Que no sobre actúe para intentar dar una imagen que no es. Cuando pasas el suficiente tiempo con una persona, se descubre todo el pastel. Sabes como es, como reacciona con esto o lo otro. Entonces, ¿Para qué una imagen falsa que cubra tus desperfectos?

Hay gente que no sabe no ser querida. Que requiere todo el tiempo atención y por eso, quiere que le quieran a toda costa. No. Caca. Eso está mal. Hay que intentar ser, simplemente, como uno es. Hay gente que al principio es muy seca y luego es encantadora, gente que es muy simpática de puertas hacia fuera y callada en su casa. Pero eso no es ser falso. Es "la imagen" que sin querer proyectamos a primera vista.

Todo esto viene, porque hay que tener cuidado con esta imagen. Y eso, intentar ser, lo más uno mismo posible.

14/4/15

Suicidio nº 398

Humo

El humo invadía la mayor parte de mis pulmones. A pesar de todo el entrenamiento, nunca puedes imaginar a qué te vas a enfrentar, a como va a ser la situación o a como vas a enfrentarte cara a cara a víctimas que no han elegido serlo. En este caso, se trataba de un colegio, donde había niños pequeños, grandes, profesores y algunos padres. Otros se habían ofrecido voluntarios. Otros no habían podido soportar la presión y estaban llorando desconsoladamente, hechos un ovillo en el suelo. Las llamas ya habían empezado a alcanzar el segundo piso. Los gritos eran ensordecedores. A pesar del pánico inicial, me ajusté el casco y volví a entrar.

Uno de mis compañeros me siguió con un grito de guerra, como si aquello hiciera menos duro el trabajo que teníamos por delante. Entramos en aquel infierno, sin ser invitados, y eso debió molestar a alguien, ya que una viga calló justo donde nos encontrábamos. Mi compañero tuvo los reflejos y las agallas suficientes para apartarnos a los dos en el último segundo. Le debo más que la vida. Le deberé todas las vidas que salvemos a partir de este día. Pero no era momento de emociones ni agradecimientos, teníamos que continuar.

Entramos en lo que en otro tiempo tuvo que ser un despacho. La imagen me acompañará el resto de mi vida. Había un hombre, de color, tirado en el suelo. Estaba atrapado de cintura para abajo y el abdomen ensangrentado. Poco a poco su vida se iba escapando y era imposible hacer nada por él. A pesar del ruido alrededor, se podía escuchar perfectamente su respiración agonizante. 

-Por favor... Por favor... - Me acerqué a él y me tendió su cartera.- Llame a mi esposa, a mis hijos. Les quiero. Dígale a ella que le amo.

No pudo pronunciar más palabras. Y el tiempo se nos echaba a nosotros encima. El señor, unos segundos después, dejó de respirar. Había hecho el esfuerzo de continuar con vida para enviar el importante mensaje que necesitaba que fuera transmitido a su familia. Guardé en mi traje ignífugo su cartera como si de un preciado tesoro se tratase. 

Seguimos con nuestra búsqueda, esperando tener más suerte la próxima vez. No creo que estuviéramos preparados para escuchar los gritos de los niños sin poder hacer nada para tranquilizarlos. Mi compañero empezaba a desesperar, no sabía hacia donde moverse. Empezamos a ir a ciegas donde las llamaradas parecían más grandes y peligrosas. No estábamos pensando en nuestra propia seguridad, y eso fue un error. Si nosotros perecíamos, no habría ayuda para ellos.

Una voz, salió de la nada y entró directa en mi cabeza. Era una voz profunda. Derecha, izquierda, apártate hacia la derecha o te caerá esa puerta. Derriba ese obstáculo, camina recto. Eran órdenes simples y directas. Encontramos a un grupo de niños, al que mi compañero acompañó al exterior sin problema alguno.

Otra vez, derecha, izquierda, aquí hay un grupo de padres aterrorizado, recto, derecha, derecha, unos niños pequeños agazapados, cuidado con esa habitación que está llena de humo, no entres ahí pues no hay nadie. Derecha, izquierda, izquierda, unos profesores y unos niños, cuidado con ellos que han inhalado mucho humo, derecha, recto...

Así,después de varias horas, la voz de mi cabeza no dejó de acompañarme en un rescate, que sin ella habría sido imposible. Sacamos a todas y cada una de las personas que se encontraban dentro. Algunos estaban desmayados por el humo, otros con un ataque de pánico, niños llorando y padres con la mirada perdida sin decir nada. Pero en esencia, todos sanos y salvos.

Me quité el casco y me senté en el suelo abatidos. Todos, excepto la persona que había hecho posible todo el rescate. Saqué la cartera de mi bolsillo. Sin duda, era su voz. La voz de la persona que había rescatado a todas las personas que se encontraban en el colegio. 

No esperé un minuto más. Abrí la cartera, y saqué una foto familiar donde se veía a un señor muy diferente al que él había conocido, al lado de dos niños pequeños y una mujer preciosa. Detrás de la misma, se veía un teléfono fijo escrito a boli, con un corazón al final. Marqué el número y esperé. Tenía un importante mensaje que transmitir.


6/4/15

Suicidio nº 397

Muy enganchada a lo que dice y a su música.






Puedo hacerte un oscuro ritual, 
demostrar que no soy uno más 
Nunca igual, nunca igual que tú, 
Despertar un instinto animal, 
Volar en un salto mortal 
Nunca igual, nunca igual que tú 

Y no puedo soportarlo, no puedo soportarlo más 
No será fácil decírnoslo, escupe mi contestador 
La furia de nuestra adicción se la ha llevado el aire 

Y en los días de autodestrucción no hay perro que me ladre 
No busques mi mejor versión se la ha llevado el aire 

Puedo hacer un lío tal, 
una gran pirueta sexual 
Nunca igual, nunca igual que tú 
Revisar mi estado mental, 
tocar una traca fatal 
Nunca igual, nunca igual que tú 

Y no puedo soportarlo, no puedo soportarlo más 
No será fácil decírnoslo escupe mi contestador 
La furia de nuestra adicción se la ha llevado el aire 

Y en los días de autodestrucción no hay perro que me ladre 
No busques mi mejor versión se la ha llevado el aire

4/4/15

Suicidio nº 396

Las cosas que están bien,

las que son injustas,

 y las que están mal.


Cuando estás mirando a través de una ventana sin la posibilidad de salir hacia afuera, se ve la vida con otra perspectiva. Es la manera más literal de escribirlo. La perspectiva de un cristal que te separe de la realidad es un poco matrix. Tú dentro de tu burbuja, donde nada te puede aafectar, mientras en el mundo real ves ocurrir cosas increíbles. Sientes la necesidad de ir hasta allí, como una luciérnaga. Pero es muy consciente de que no puede ser. Sabe cual es su sitio. Sabe qué le conviene. Separa lo que está bien de lo que está mal. Está mal no poder salir, está mal no sentir la brisa, ni la lluvia, ni escuchar como canta un pájaro en libertad. También está mal salir, a respirar una brisa que podría matarte si llevara consigo un leve resfriado. Estaría mal que la lluvia te dedicara una pulmonía que tu cuerpo no es capaz de asumir. Está mal escuchar a un pájaro en libertad, sabiendo que la tuya es una vida esclava.

Hay tantas cosas malas e injustas en la vida, que no sabría bien por donde empezar. En primer lugar, está mal que la juventud no pueda contrarrestar una enfermedad. Está mal que nadie te de una respuesta por ser demasiado joven. Está mal ver a escondidas a tus padres llorando, está mal no tener ganas de llorar porque se ha asumido lo inevitable.

En cambio, está bien sentarse y mirar por la ventana. No es justo, pero está bien, es una de las pocas cosas, ahora mismo, aceptables. Simplemente está bien, no es peligroso. OK.

Todo está bien si miro por la ventana, entonces, miraré