16/7/13

Suicidio n 263

SUEÑO BREVE

Anoche tuve un sueño muy extraño. Soñé que podía estar en cualquier lugar, en cualquier momento con solo desearlo. No a través del tiempo, si no del espacio. Y fue maravilloso. Podía estar allí y ahora aquí, ir a china y despertarme en Rusia. Todo era fantástico. Excepto una cosa, que después, sabía, llegaría la hora de despertarme.

Que mierda  faena, pensé, pero después de todo, si se pudiera vivir en el mundo de los sueños, todo sería un verdadero caos, la verdad. Ahí no tenemos límites, ni nosotros, ni las ideas, ni los objetos ni nada, y la vida, para funcionar, necesita límites.

14/7/13

Suicidio n 262



Vive, escucha ama y habla.
Sigue sencillas instrucciones.
Párate en la calle a sentir la brisa,
agáchate en el parque a oler las flores.

Siente el tácto de otra persona cerrando los ojos
Sueña con las maravillas,
Vive en la maravillosa realidad,
Disfruta de lo que la vida te ofrece.

No seas boba y no rechaces un helado,
Salta a la piscina de cabeza,
anda por el monte hasta ponerte colorada
flota boca arriba en la playa.

Disfruta de los pequeños momentos
y estos se harán enormes
Sonríe siempre a la vida
Ríete con la gente.

13/7/13

Suicidio n 261

Las mejores frases son las que nunca llegamos a decir. Son aquellas que se quedan incrustadas en nuestra cabeza, dando vueltas y vueltas, que visualizamos un millon de veces, que suenan con fuerza, interesantes, vibrantes, pero que mueren en lo más profundo de nuestro ser sin apenas darnos cuenta de que no han salido. Esas frases son las que deberíamos ir apuntando. Yo siemrpe lo hago. Apunto lo que se me va ocurriendo que pienso que es genial: una idea, algo que debería decirle a alguien, una propuesta para cualquier tipo de actividad divertida... todo debe quedar guardado para que no se me olvide, o para que luego pueda ir a visitarlo cuando quiera.

No sé si alguna vez lo habéis hecho, pero es algo maravilloso cuando te pones a revolver papeles en tu casa, y de repente encuentras un papelito, extraño, que no cuadra con nada, lo lees y sonríes. Es una de esas ideas maravillosas que habías olvidado, y que vuelven a ti porque necesitan que les des vida, es así.

Salid a la calle con la idea de no perder esas frases, esas palabras, de guardarlas a buen recaudo, de darles vida, de animarlas. Vivid cada día como os lo proponéis en vuestra mente, esa vida maravillosa, no dejéis aplastaros por el: "es que las cosas son así" Hayqeu arriesgarse y vivirlo todo. De verdad.

4/7/13

Suicidio n 260

Humano contra bestia.


Separaba la maleza con su machete como quién corre una cortina de lino, con delicadeza y cuidado. No podía alterar la paz de aquel lugar por dos motivos de vital importancia. No deseaba que le descubriera ningún depredador que reparase en él y devorase su sabrosa carne humana, ni quería espantar a la presa que con tanto ahínco llevaba meses persiguiendo. Ahí, por suerte, era él el depredador. Su fin no era comerse a ninguna criatura desdichada. Ni si quiera cazarla para que otros se la comiesen por él. Aquello era simple cuestión de venganza.

Un ruido sordo, como de unas pisadas sobre las hojas. Alterados, rápidos e inseguros. Sabía que él estaba cerca, pero no podía percibirlo. Perfecto, era lo que había deseado. Gotas de sudor comenzaron a perlarle la cara y a rodar por su espalda empando su camisa. Guardó el machete con sumo cuidado y con un movimiento rápido y silencioso cogió la escopeta que cargaba a su espalda. 

Con el cañón apartó un poco las hojas que le interrupían la vista y de repente le quedó clara la imagen que había estado deseando ver desde hacía tiempo. En el claro de aquella espesa selva, un rayo de sol se abría paso entre las copas de los árboles para bañar el perlado pelaje de aquel ave prehistórica. Era maravillosa, más grande que un avestruz y de colores vivos como el agaporni. Su cola se abría, para dejar una imagen que se asemejaba a la de un pavo real gigantesco aunque mucho más majestuosos. probablemente, pensó él, tendría así la cola para espantar a los depredadores. Pero eso no funcionaría con él. venía preparado, sabía exactamente la fuerza y poder de destrucción que podrían tener aquellas poderosas patas y no permitiría que le pillase con la guardia baja.

Apuntó, saboreó aquel instante y apretó el gatillo justo en el momento en el que el ave le distinguía y salía corriendo. Maldijo por lo bajo. Nunca había estado tan cerca y había fallado. Apenas unas gotas de sangre habían sido hoy su recompensa. Una insignificante rozadora de bala de la que pronto se repondría. Aunque él no pensaba darle la oportunidad de recobrarse. Antes, la mataría. Se lo había jurado al cielo.