22/3/17

Suicidio nº 548


Un día se despertó y el mundo no era el mismo. No había nadie que le cepillase el pelo, ni que le despertase con una taza de chocolate caliente en la cama. No había nadie que le cortase la carne, ni que le ayudase a ponerse los zapatos.
Un día, era mayor, y no se dio ni cuenta del proceso de cambio. 
Al principio pensó que podría ser divertido; tener algo de autonomía le permitiría hacer cosas increíbles. Llegar tarde a casa, ser rebelde, y desafiar a la autoridad.
El paso natural del desafío, acaba siendo, la independencia de mentira: SER ADULTO.
Un día se despertó y el mundo que le rodeaba ya no le parecía acogedor. Quería volver a las noches de cuentos y a los baños interminables. A los abrazos y a los besos de nuestros padres.
Feliz inocencia.

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