17/1/11

Suicidio nº 92

Notas de una Suicida

Esta mañana me he levantado, de nuevo, con ganas de llorar.
Es estúpido, las cosas que pueden hacernos llorar, son las cosas que tienen poder sobre nosotros, y es algo que en definitiva, odio. No quiero que haya cosas que puedan tener control sobre mi vida, además de mi misma. Es lo que faltaba ¿Soy acaso una marioneta del mundo, que coje mis hilos, y estira y suelta cuando le apetece? Yo no quiero ser débil, pero no tengo otro remedio. 
Hoy me he levantado con ganas de llorar, cuando he encontrado en un cajón, mi viejo diario, ese que empecé con trece años y terminé con quince. Es alucinante cuantas cosas se pueden guardar en un libro tan pequeño, y que persona más diferente puedes encontrarte entre esas páginas. No creo ser la misma persona. Ella era muchísimo más insegura que yo, y aún así, he encontrado por lo menos veinte páginas que empiezan con "hoy ha sido el mejor día de mi vida..." Lo peor de ser más mayor, es que centras más tu atención en pequeños detalles, es decir, que no es genial un día por un solo hecho, sin importancia, si no que valoras el día, según todas las cosas que han ocurrido, sean buenas o malas. Por eso mis días son grises. Ni blancos ni negros. No es algo bueno, en realidad, porque día gris tras día gris amarga el ánimo. No quiero parecer exagerada, seguro que he tenido un día diez en este tiempo, seguro. Lo que pasa que la balanza se inclina en recordar más los días, o las cosas malas que las buenas. Mi yo adolescente tenia un amor ciego y delirante. Un amor destructivo, de esos que se tienen que él no te quiere, pero tu le amas con todo tu corazón. Al leer muchas cosas me he reído, y hasta me ha dado un poco de vergüenza todas esas tonterías, porque ahora creo que veo las cosas desde otro prisma. Mi mente ha eliminado cosas de esa época, tal vez por no hacerme pasar por el bochorno de saber como era yo, pero en cambio, si ha guardado otro aspecto que creía de mi, más independiente, mucho más atrevida, creativa... a lo mejor eso lo ha hecho mi cabeza para ver, que no soy tan patética, como pienso que es mi yo de ahora.
Eso me hace pensar... ¿Eso quiere decir que soy mucho más patética ahora, y que mi mente solo guarda los aspectos positivos que yo tengo de mi misma? Espero que no, porque si no, mis ganas de llorar cada día, y la máscara que intento levantar de sonrisas y buen humor, se va a convertir en llanto, desproporcionado al dolor que siento, seguro.
Hoy no me suicidaré, voy a esperar a intentar que las cosas mejoren, o a menos, no empeoren. Si lo hacen, no hará falta que coja nunca más el boli y el papel para guardar mis pensamientos, los tendré guardados para siempre en mi cabeza, y los cerraré con la muerte, para que nadie pueda indagar por ellos.

Firmado, La Suicida.

Del puño y letra de Phoebe

1 comentario:

Kâlü dijo...

Solo es un relato, pero tengo q decirte, niña, q me he sentido identificada con algunas cosas (aunq x ejemplo yo nunca he tendio diarios) pero si es verdad q al final lo piensas y dices "mira, quizá mañana" xq siendo joven no te queda otra q convencerte de q mañana serás mejor =)
un beso!