16/3/11

Suicidio nº 100

Esta es mi entrada número 100. Tal vez tendría que escribir una gran parrafada para contar lo que ha sido para mi estas 100 entradas en mi vida... pero, ¿Para qué molestarme? Es mucho mejor celebrarlo con una pequeña historia, un pequeño pensamiento nuevo, volcado sobre este blog que tanto me está soportando,  al igual que los asiduos lectores que tengo, a los que les doy las gracias, porque para mi es muy importante compartir mi locura y ver que no estoy sola en este mundo tan caótico, donde en un segundo, todos caemos al vacío, o perdemos todo por lo que hemos luchado...


El reloj, con la manecilla pequeña apuntando a las doce, me relaja un poco. Bajo la intensidad de mi ritmo al caminar, pero aún así, cada paso va acompañado de sus jadeos correspondientes, pues casi desde que he pisado la calle, he ido corriendo a toda prisa. Ya he perdido de vista el pueblo. Ya he perdido de vista la carretera, y ahora sólo un pequeño caminito de polvo, que con cada pisada levanta una nubecilla dorada, es cuanto hay delante de mi. El sol me da en la cara directa mente, bañando mi piel y mis sentidos. Sonrío al recibir de buen grado ese cálido abrazo.
Por fin. Un coche plateado a lo lejos, dispara mi corazón que paree querer salirse me del pecho. ¡Tranquila! Dios, te echaba tanto de menos, no sabía cuanto, hasta que he visto que era el día de tu regreso. Me digo a mi misma que debo relajarme. Relajarte, relajarte, relajarte. Mi paso se hace más lento, pero muchísimo más firme, lo que le da la oportunidad a la tierra de elevarse un poco más alto, casi hasta mis rodillas. Apoyado en el coche estás tu, mirando hacia el mar, como quién nunca se ha ido de este sitio.
He de admitir de que para mi el mundo se había parado, desde que te fuiste hasta ahora. Eso hace que mi cabeza de vueltas un poco, porque volver de golpe a vivir no es tarea fácil, tengo que vovler a acostumbrarme a la felicidad, a tus besos, a tus caricias, a tu voz... sin duda, lo que mas he echado de menos ha sido tu voz.
Cada letra de tus cartas me hacía sentir que estabas a mi lado, pero solo me oía hablar a mi, y tu sabes cuanto me gusta escuchar tu dulce voz en mi oído. Como he dicho, me has devuelto la vida.
Te giras al escuchar mis pasos. Sonrío ¿Para que esperar más? Aunque quisiera, mis piernas y mis brazos ya han empezado a correr hacia ti, dispuestos a lanzarse a buscar el abrazo que tanto desean.
Que feliz me ha hecho tu vuelta. La niebla ha desaparecido, y ahora, sólo veo luz.
Hazme un favor.
No te vayas nunca, jamás, si no es conmigo.
Te Amo

No hay comentarios: