20/7/12

Suicidio nº 180







  • CAMBIAR A LA LOCURA

-¿Y porqué iba a importarme?
-Bueno... es que han hablado mal de ti a tus espaldas, ¿no te molesta?
-¿Molestarme? ¡Qué va! Me resbala...

Marta garabateaba inconscientemente corazones en su libreta mientras Julio le iba contando todo lo que David decía de ella. Como los amigos de David se regocijaban en mentiras e historias totalmente inventadas que la dejaban a ella por los suelos. Los corazones de la libreta de marta iban a terminar rasgados, partidos por la mitad o simplemente muy negros.
Intentó que Julio no notara las ganas que tenía de llorar. Sabía que era imposible. Llevaban años siendo amigos y se notaba enseguida que ocurría a su alrededor. Definitivamente Marta estaba hecha polvo. Claro que llevaba mal que hablasen de ella a sus espaldas, pero que encima mientan. En fin, marta es una de esas personas que odia las mentiras. Supongo que todo el mundo las odia, pero es que para Marta las mentiras lo son todo, tapan todos los momentos felices que haya podido tener algún día con David. Y siete años de relación no son pocos. Incluso tenían un piso y amigos en común. Parecía haberse venido abajo todo el mundo de un plumazo, parecía que todo se hubiese oscurecido. Soltó el boli y se llevó ambas manos a la cara, era imposible retener las lágrimas por más tiempo. Ya no había nada que hacer.

-Vamos, no llores cariño, ya sabes que la gente es, por naturaleza, cruel y despiadada.
-No puedo evitarlo, me duele muchísimo.
-Ya han pasado algunas semanas, creo que deberías dar algún paso. Sé que todo se te ha hecho un mundo ahora, pero es el momento de sacar el pie fuera del fango, ¡Ya sabes! Haz algo atrevido, loco, que nadie se espere.


Marta aún lloriqueaba secándose las lágrimas con las yemas de los dedos.


-Oh, por favor cariño, no me gusta verte llorar, lo sabes. Detesto que llores. Tienes que ser fuerte.
-¿En serio?
-¿Qué exactamente?
-Que puedo hacer algo loco y atrevido.
-Puedes no, no te equivoques. ¡Debes hacerlo!
-Como... no sé... ¿Saltar en paracaídas?
-Bueno, iremos poco a poco, ¿Vale? ¿Te parece bien?

Marta asintió con una media sonrisa en la boca y los ojos todavía enrojecidos por las lágrimas. Julio cogió con suavidad su nuca y apoyó la cabeza de Marta en su hombro.

-Da igual lo que la gente diga. Lo importante es ser feliz en la vida.

Marta ya no le escuchaba. Ella solo pensaba en qué era lo más loco que se le podía ocurrir. Lo más loco e inesperado. Esta vez quería que hablasen de ella a grito pelado. Que dijesen lo atrevida y loca que era. Se lo merece.

¡LOCURA!

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