15/8/13

Suicidio n 265

Eternidad


-Cuenta hasta diez, yo te sujeto, te prometo que no soltaré tu mano.

-Pero, me voy a caer.

-No si yo estoy a tu lado.

-Esto es imposible.

-Verás como nada es imposible, solo difícil. Salta, prueba y verás como puedes conseguirlo.

Cerré los ojos y empecé a contar hasta diez. Uno... sabía que aquello era de verdad imposible, dos, pero tenía tantas ganas de que tuviera razón. Tres. Saltar y volar, abrir los bazos y que el viento, cuatro, me meciera suavemente. Con él me sentía muy segura, cinco, e incluso algo tan imposible como volar, empezó a tomar, seis, forma en mi cabeza. No era sencillo, tendría, siete, que confiar ciegamente en el amor de mi vida. Pero si no confío, ocho, en el amor, ¿Quién si no va a darme alas para volar? Nueve, la respuesta era sencilla: tendría que saltar. Diez.

Mis pies se separaron del suelo en un salto grácil. Su mano me asió con fuerza al tiempo que volaba junto a mi. Tenía razón, era tan sencillo. Nos elevamos unos pasos, fue una sensación fantástica, el viento acarició mis cabellos, mis exrtremidades flotaban en el aire. Su sonrisa y su olor tan cerca de mi. Durante unos segundos fuimos pájaros, en libertad, sin ningún límite ni ninguna norma. Fuimos aves, libres de ir a cualuiqer lugar y de no sentirnos nunca jamás solos. Fuimos uno solo en el aire, volando, cumpliendo nuestro sueño. No me mintió, pudimos volar. Fue efímero.

Nuestros cuerpos fueron encontrados días después al borde del barranco, cogidos de la mano, para toda la eternidad.

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