17/1/15

Suicidio nº 377

Lo que quería decir con aquella sonrisa era un misterio. Pero si reflejaba ternura y amor. Se había especializado en su sonrisa, sabía que a nadie más le dedicaba aquella ternura. Sí que había visto sonrisas forzadas, de burla, sonrisas falsas por quedar bien, sonrisas tristes pues en su interior no tenía ganas de hacerlo, sonrisas por compromiso y sonrisas por diversión. Pero nunca había visto una sonrisa con tanta luz como cuando le miraba a ella. Era un poco presuntuoso hacer esa afirmación, pero como ya he dicho, ella se había especializado en su sonrisa, y no había sitio a error.

Además, siempre la miraba con unos ojos llenos de vida, de brillo, de felicidad, cuando le dedicaba una mirada. Tenía unos ojos oscuros y vivaces que a ella siempre le hacían temblar. Posar su mirada sobre ella era algo muy intenso entre los dos. Se creaba como una especie de vínculo silencioso que nadie podía romper a su alrededor. Les resultaría imposible, ya que se convertían en uno solo con sus miradas.

Pero aquel día, lo que quería decir con aquella sonrisa y aquella mirada se le escapaba de las manos.

Ella le sonrió también, expectante.

El, por fin, lo dijo:

-Te quiero.

Y el mundo se paró.

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