30/4/12

Suicidio nº 164

Ah, el amor ¿Quién puede hablar de él sin que la sonrisa le asome? Yo puedo hablar de un amor incondicional, que no muere nunca, solamente se esconde en un rincón de nuestro corazón, que a veces nos hace daño, pero siempre por lo menos, nos deja buen sabor de boca. Podemos haber llorado, sufrido, incluso habernos sentido desgarrados por dentro de dolor, pero el amor es tan hermoso y grande que ocupa todo nuestro cerebro.
Solo quién ha estado enamorado lo sabe. Yo he sido una afortunada por haber tenido amor, y por seguir en su búsqueda. No me voy a rendir nunca. 
Ya lo he encontrado dos veces y no me arrepiento. A la tercera va la vencida.

29/4/12

Suicidio nº 163


Atada

La desesperación está siendo mi parte favorita de la vida, porque me hace darme cuenta de lo que valoro seguir respirando. No sé como me he encontrado en esta situación, mis recuerdos son borrosos, pero sí tengo algo claro: que al abrir los ojos, he podido dar mi última bocanada de aire puro. 
Al instante quise emitir un grito, pero me contenté con pensarlo, pues no podía abrí la boca, y tuve que presionar en mis orificios nasales el agua que peleaba por entrar. Algo tiraba de mi, una cuerda atada a mi tobillo. El agua me llegaba por los ojos, intenté subir la nariz para tomar algo más de aire, pero el peso que tenía atado al otro extremo de la cuerda hacía imposible el intentar emerger. Miré debajo de mi. Una roca perfectamente tallada en cuadrado y de un blanco impoluto. Mi pelo y mi ropa bailaba a mi alrededor como siniestras medusas esperando lo inevitable. Me moví con fuerza, tiré, zarandeé la cuerda, intenté soltarme, pero cada vez me hundía más y más en la profundidad de aquellas oscuras y tenebrosas aguas.
Mis manos parecían más pálidas y débiles de lo que en otra vida habían sido, pero mis ganas de vivir aún tiraban más que la realidad, y saqué fuerzas de flaqueza. La garganta me quemaba, los pulmones me pedían a gritos que dejase salir aquel aire y pudiese entrar uno nuevo. Me mantuve firme, y dejé que aquel dolor se escondiese por unos segundos, mientras mi mente se aclaraba y pensaba. Miraba hacia arriba y la luz del sol poco a poco iba desapareciendo. pronto no pude ver nada más que agua, y a mis pies, oscuridad total. Silencio. Tranquilidad. De repente nada importaba. Mi cerebro dejó de transmitir que quería vivir, y decidió por mi abrir la boca. Todos los orificios de mi cuerpo quedaron cuidadosamente cubiertos por agua. La piedra blanca pronto se instaló en la tierra, dejando por fin que mis extremidades estuviesen quietas. No cerré los ojos. En ese momento no creí que la muerte fuese mala, es solo otro estado que debo contemplar de la vida, con lo cual no quise perder detalle. Mi corazón latía más despacio, mis manos y pies palidecían cada vez más.
Por suerte, en la muerte ya no hay desesperación, ni alegría. Ni nada. 
Tranquilidad, por fin.
 Mi corazón y mi cerebro han dejado de pelear por mi. No importa.
No lo entendí, pero simplemente lo acepté.

27/4/12

Suicidio nº 162

Hay veces que nos gustaría entrar a golpe de martillo en la cabeza de otra persona para ver que es lo que le ocurre
-Si, comprendo lo que dices, pero de una forma sutil ¿no? para que nos e diese cuenta
+¡Exacto! Aunque claro, luego pienso para mi ¿Y si descubro algo horrible que no quiero ver? Del palo que piensa que son una persona pesada y cargante... no sé, ¿Crees que a veces las mentiras nos hacen un favor?
-Creo que hay gente que no sabe aceptar la realidad tal y como es y tienes que adornarsela un poco, aunque claro, no hagas eso con amigos y gente que ames
+¿no?
-¡No! En absoluto, ellos aprecian la verdad más clara, a pesar de que duela mucho, a la larga es peor descubrir con el paso de los años una mentira ¿No crees?
+Tienes razón, pero también les hacemos sufrir y no creo que sea justo hacerle sufrir a quienes amamos, como mama o una pareja. A mi no me gusta que me hagan sufrir, y por eso querría entrar en silencio en su cabeza, para entrar, echar un vistazo y salir corriendo a llorar en un rincón si veo cosas que me duelen, pero sin que ellos vean que me ha dolido.
-¿Entonces quién va a consolarte?
+Cuando te duele el corazón por cosas de ese tipo, nadie es capaz de consolarte, creeme, ahora mismo tengo el corazón partido por una verdad aterradora
-¿No me digas? ¿Cual?
+Que has dejado de quererme
-Lo siento
+¿Tenías que decírmelo así de claro?
-A pesar de no quererte más, eres una persona que he amado y respetado. No sería capaz de mentirte
+Vete a la mierda.

20/4/12

Suicidio nº 161

El sueño del pollo

Voy a relatar un sueño que he tenido esta noche tal y como lo recuerdo. Me ha asustado un poco y me ha parecido digno de psicoanálisis, así que invito a quién quiera a que haga un estudio exhaustivo sobre que me esta ocurriendo en la cabeza:

La estancia se encuentra muy a oscuras, no puedo ver lo que hay en las paredes, aunque definitivamente son de color burdeos, muy oscuro. Hay una luz que no se muy bien de donde sale que ilumina el centro de la habitación, donde hay  un montón de lo que parecen ser dos personas una encima de la otra. Un hombre, que se encuentra encima de la segunda persona boca arriba sonríe maliciosamente. Está tumbado con las manos detrás de la cabeza, como quién se encuentra tumbado tomando el sol en la playa. Mira su reloj de pulsera y decide que es buen momento para levantarse con toda tranquilidad.
La persona que hay debajo me repugna, parece una persona muy exageradamente obesa, a la que la carne se le esta deshaciendo. Mejor dicho, todo él se deshace, no tiene pelo, ni ojos, ni dedos, ni nada. Es una masa de carne simplemente. Está con las extremidades totalmente extendidas, como si se tratase de una estrella de mar. Luego me fijo mejor, el primer hombre se está dedicando a quitarle la piel esa que se deshace a tiras. No es su piel. De hecho, no veo a la persona. Son trozos de pechuga de pollo puestas una encima de otra, cubriendo a un ser humano.
El proceso es lento, la persona que está debajo, se encuentra desnuda, y su piel parece haber pasado horas a altas temperaturas, porque está enrojecido, y cubierto por una fina grasilla de pechuga de pollo. Cuando el primer hombre termina de quitarle el último trozo de pechuga de pollo, el hombre que habitaba debajo de ese montón de carne se toca la cara, los músculos del tórax, los brazos y en general todo el cuerpo. Se incorpora lentamente y sus ojos y su sonrisa son en conjunto algo diabólico e histérico.
-¡Ha funcionado!
Comienza a lavarse con una manguera frente a un espejo, con esos ojos abiertos exageradamente.
-Esta es mi cara, y no la voy a cambiar, me gusta así, así, así como está me gusta. Mi nueva cara.
Se limpia con cuidado toda la grasa de pechuga de pollo mientras no deja de admirar frente al espejo con cara de maníaco su nueva figura.

Adelante, psicoanalización

18/4/12

Suicidio nº 160

El Juego del Psicólogo.

-Muy bien, acomódese
-Gracias, estoy un poco nerviosa
-Es normal, siempre impresiona la primera vez, pero verá como despué de unos días eesto no le resulta más que una rutina.
-Si, espero.
-Bien, vamos a empezar, ¿Como te sientes?
-Me siento vacía, como una cáscara de nuez.
-De acuerdo, ¿Y por qué razón?
-En realidad es bastante complicado. No lo se. Es así de simple. No-Lo-Se. Y lo he intentado saber, pero he terminado por decidir que es más fácil arrancarme el corazón y no preocuparme por nada que sentarme a pensar en lo que ocurre. Es una situación que se me escapa de las manos, en una sensación de vacío absoluto que no quiero sentir nunca jamás, pero que ahí está, haciendo que todo me duela más de lo que puedo soportar... ¿Qué debería hacer?
-Siga contándome. ¿Has sufrido algún trauma?
-Mi vida entera lo es, aunque había un pequeño y diminuto punto en mi vida que me parecía eprfecto ideal... demasiado perfecto he ideal, para mi, que soy un granito de arena triste y sucio de la playa, por lo tanto lo he eliminado, como quién se quita una tirita, rápido y a la basura para que no duela.
-Perdone, ¿Qué?
-Que no me merezco nada bueno, así que lo elimino para no joderlo antes de tiempo.
-Muy ben, márchese. No hace falta que vuelta. Márchese.
-¿Pero...?
-No puedo tratar a gente que elimina su propia felicidad. Adiós y buena suerte.

17/4/12

Suicidio nº 159

Es tan sencillo el momento en el que te arrancan el corazón, que casi es poético.

3/4/12

Suicidio nº 158

Y QUÉ DECIR

Y qué decir y qué hacer
cuando todo sale al revés
cuando nada tiene sentido
cuando no hay qué hacer

Y qué decir y qué hacer
si te atrapa la mentira
si la verdad no sea dicha
si no hay sitio para ayer

Y qué decir y qué hacer
cuando rompes en mil trozos
las cosas más importantes
y quemas los rastrojos

Amar no es fácil
mentir duele lo indecible
sentir es inevitable
amar no es servil