20/4/12

Suicidio nº 161

El sueño del pollo

Voy a relatar un sueño que he tenido esta noche tal y como lo recuerdo. Me ha asustado un poco y me ha parecido digno de psicoanálisis, así que invito a quién quiera a que haga un estudio exhaustivo sobre que me esta ocurriendo en la cabeza:

La estancia se encuentra muy a oscuras, no puedo ver lo que hay en las paredes, aunque definitivamente son de color burdeos, muy oscuro. Hay una luz que no se muy bien de donde sale que ilumina el centro de la habitación, donde hay  un montón de lo que parecen ser dos personas una encima de la otra. Un hombre, que se encuentra encima de la segunda persona boca arriba sonríe maliciosamente. Está tumbado con las manos detrás de la cabeza, como quién se encuentra tumbado tomando el sol en la playa. Mira su reloj de pulsera y decide que es buen momento para levantarse con toda tranquilidad.
La persona que hay debajo me repugna, parece una persona muy exageradamente obesa, a la que la carne se le esta deshaciendo. Mejor dicho, todo él se deshace, no tiene pelo, ni ojos, ni dedos, ni nada. Es una masa de carne simplemente. Está con las extremidades totalmente extendidas, como si se tratase de una estrella de mar. Luego me fijo mejor, el primer hombre se está dedicando a quitarle la piel esa que se deshace a tiras. No es su piel. De hecho, no veo a la persona. Son trozos de pechuga de pollo puestas una encima de otra, cubriendo a un ser humano.
El proceso es lento, la persona que está debajo, se encuentra desnuda, y su piel parece haber pasado horas a altas temperaturas, porque está enrojecido, y cubierto por una fina grasilla de pechuga de pollo. Cuando el primer hombre termina de quitarle el último trozo de pechuga de pollo, el hombre que habitaba debajo de ese montón de carne se toca la cara, los músculos del tórax, los brazos y en general todo el cuerpo. Se incorpora lentamente y sus ojos y su sonrisa son en conjunto algo diabólico e histérico.
-¡Ha funcionado!
Comienza a lavarse con una manguera frente a un espejo, con esos ojos abiertos exageradamente.
-Esta es mi cara, y no la voy a cambiar, me gusta así, así, así como está me gusta. Mi nueva cara.
Se limpia con cuidado toda la grasa de pechuga de pollo mientras no deja de admirar frente al espejo con cara de maníaco su nueva figura.

Adelante, psicoanalización

1 comentario:

Lolailo dijo...

sílvia, esto me da un poco de miedo... jajajaja