17/8/17

Suicidio nº 566 Perséidas

Perséidas


Noche cerrada, oscura, sin contaminación que valga, sin restos sucios de humanidad. 
Querer apagar la oscuridad nocturna debería contar entre los pecados capitales más severos. La oscuridad y la noche nos asustan de niños y nos inquietan de adultos por puro desconocimiento. He de reconocer que contaba con mil ojos y doscientos movimientos de manos en mi mas tierna infancia para jugar con los interruptores de mi casa, a fin de no quedarme jamás a solas a oscuras. Admiro a la gente que camina con firmeza y determinación sin ningún foco de luz a la vista. Ni en mis mejores días1 a solas en mi propia casa, donde se decir incluso donde aparecen las arrugas en las sábanas de mi cama, soy capaz de caminar con seguridad con la vista velada por el manto nocturno. 
Aún así, mi afán de curiosidad se alimenta de experiencias nuevas y mágicas, y a pesar de mi reticencia a conducir sola de noche y a llegar hasta un punto en el camino sin el apoyo de una farola, el resultado valió la pena sin lugar a dudas.
Soy un poco mentirosa, me sentí segura y fuerte porque mi mano estuvo en todo momento bien asida a mi apoyo en la vida, a mi bastón en los momentos duros. La oscuridad se vuelve luz a su lado, y que luz mas brillante pude distinguir cuando, ya sin miedo, tumbada en el frío suelo,  sintiendo la tierra bajo mi cuerpo, alcé mi mirada a la luz infinita del universo.
Casi pude contemplar mi alma reflejada en aquellos puntos tintineantes que tantos misterios y secretos escondían. Me hizo sentir insignificante por su grandiosidad e importante al mismo tiempo por tener el privilegio de observar el universo ante mi.
No hay frío, no hay miedo. No existen sentimientos negativos rodeada de su amor, de su protección y de su cariño. La noche me iluminaba el rostro con sus antorchas eternas y tu me iluminabas el interior con tu presencia.
Empezaron las lágrimas a tomar su forma en el cielo, casi de forma imperceptible al principio, ya que a veces, miramos donde no debemos y esperamos lo que no conocemos, así que hasta que nuestra retina no se acostumbró a su presencia, se nos aparecían de repente como pequeños milagros del cielo.
Sueños,  esperanzas y deseos en casa estela. Pensamientos positivos con cada estrella fugaz .
Y, que casualidad, que todos mis deseos fueron contigo.⁠⁠⁠⁠

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