11/1/12

Suicidio nº 139

SI TIENES UN MAL DÍA

Es uno de esos días en los que te levantas enfadado con el mundo.
Cuando te sientes así todo el día, todo es negativo. El ambiente en el trabajo es más tenso porque respondes con palabras cortantes y no eres muy amable que digamos. Cuando te vas a poner a estudiar o a hacer algo de provecho, todo está en tu contra, y acabas perdiendo el tiempo inútilmente con tonterías. No estudias, no trabajas a gusto... y pensarás ¿Me ducharé y me sentiré mejor, más relajada? ¡Error! Te duchas, te miras en el espejo y dices ¿Esta soy yo? (Porque evidentemente, cuando los días van mal, guapa no te vas a ver.)
Y aquí empieza el bucle infinito de siempre: te ves gorda, te entristeces, ves que no puedes hacer nada por remediarlo, y piensas ¿Hago dieta? Buscas, te informas.. y esto corresponde a haber perdido el tiempo y no estudiar como se merece.
Y luego ya piensas seriamente ¿Una dieta? ¿Para que? No lo necesito, realmente estoy estupenda... pero claro, como la sociedad (Siempre vuelvo a lo mismo) nos introduce en nuestras pequeñas cabecitas de hormigas obreras que para ser feliz hay que tener un cuerpo 10, pues todos nos obsesionamos, y nuestro resultado de la ecuación es, no, no estoy estupenda, debo adelgazar...
Los días van pasando y en ocasiones, nuestras metas sentimentales, familiares, profesionales, simplemente no se ven cumplidas, y caemos en una espiral de frustración que intentamos enterrar en lo más profundo de nuestra alma, pero siempre termina por emerger y flotar hasta la superficie de nuestro ánimo explotando como una bomba de relojería. Esta mejor, que podamos desplegar el mal humor y la frustración poco a poco, en pequeñas dosis, porque si no, explotar de golpe, puede ser terrible para ti y quienes te rodean.
Pero tranquilos, explotar de vez en cuando, a unos niveles decentes, es muy sano y te deja la mar de tranquilo. Recomiendo sobre todo llorar sin motivo algunos días, porque seguro que hay mil motivos para reír, y pocas ocasiones y pocas personas con las que llorar. Llorar libera nuestra mente, el alma, libera casi tanto como un grito al aire, pero claro, gritar siempre es más ruidoso, y llorar te deja esa sensación de descanso que nada más puede proporcionarte. Aunque no digo que nos convirtamos en unos llorones, simplemente dejar claro que la gente no es débil por dejar salir sus emociones de una forma sana.
Pues bien, desde aquí, una servidora con un día de esos lluviosos, ha decidido no caer en el pesimismo. 

¡Estoy estupenda! ¿Y qué si hoy estoy enfadada? ¡Dejadme en paz! ¡Que le den a quién quiera ponerse a razonar conmigo cuando estoy de mal humor! ¡Que le den a quién piense que debo adelgazar! ¡Gritarle a alguien si te toca un poco la moral! ¡Que vean que a mi un día al mes (o dos) no me sopla nadie!

1 comentario:

Unknown dijo...

Ole, viva la gente que grita su cabreo por escrito.