24/4/13

Suicidio nº 245

NO JUZGUEMOS, ESCUCHEMOS

No hay nada más fácil que hablar de alguien sin conocerle. Deberías probarlo. Es estimulante. Puedes inventarte todo lo que desees, y todo será malo, absolutamente perverso, y criticable. No hay nada más fácil que hablar de las ideas de otra persona para ofenderla o para atacarla, nunca hablamos para dialogar o para aprender de los demás, y por supuesto, es un error terrible. Damos por hecho, a veces, que somos más listos que otra persona, que lo sabemos todo, que no tenemos porqué justificarnos en nuestros actos. Prejuzgamos por como visten, como hablan, la familia, el país, o incluso, simplemente por la edad. Y no lo veo nada justo. No sabes lo que hay en su cabeza, a lo mejor es maravilloso. No probamos a internarnos más allá de la superficie. ¿Nos da miedo descubrir a alguien maravilloso, inteligente y con mucho que ofrecer? Si es una persona con estas cualidades, incluso solo con un par de ellas, no deberíamos separarnos nunca, no deberíamos perderle la pista, o perder su amistad, ya que seguramente es una persona que aporte a nuestra inteligencia y a nuestra alma un poco más de luz.



No juzguéis a nadie. Aprended de cada persona. Soñad con quepodéis llegar a una amistad profunda, o por lo menos, a una conversación interesante. Sed inocentes, no dejéis que los errores del pasado os confundan. A todos nos han herido, pero tenemos que mirar hacia delante y soñar con gente estupenda a nuestro alrededor.

Sé que es un tópico, pero tenéis que sonreír siempre, a la vida, a la gente, y a lo que nos venga. Claro que también encontraremos gente horrible, pero nosotros mismos sabremos darles la espalda sin que nos duelan sus palabras o sus actos, antes de que estén dentro de nuestro corazón ya los habremos mandado lejos de nuestras vida.

Vivid sin juzgar. Escuchad, anda.

1 comentario:

Unknown dijo...

En este mundo de prisas que nos llevan quién sabe a dónde, las personas no se paran a conocer al otro, simplemente pasan por la superficie que, en muchas ocasiones, tan solo deja ver una pequeñísima parte de ti.
Pero aquellas personas que merecen la pena se paran a mirarte más allá de un momento, de tu ropa, de la frase, de tu aspecto. En ellas encontraremos un otro con el que empezar una conversación.
¡Buen consejo!