26/2/13

Suicidio nº 232

Cuanto daño has hecho, Whatsapp
 

La maldición de la era moderna es sin duda, que nos encontramos constantemente en el punto de mira de cualquier persona. En realidad es culpa nuestra: vendemos nuestra privacidad simplemente por el hecho de popularidad, supongo. No somos conscientes en realidad de lo peligroso que es eso, quiero decir, estamos mostrandole al mundo, todo, nuestros pensamientos más íntimos, nuestras fotos privadas, con quién nos relacionamos, para quién trabajamos, en esencia, quienes somos en fachada. Damos datos muy privados e íntimos. Hoy en día tener algo en secreto es bastante imposible (Aunque aún hay quién lo consigue. Os aseguro que guardar un secreto en estos tiempos tiene bien su mérito) y siempre nos quejamos de si alguien nos vigila a lo gran hermano, o cosas así. Pero es totalmente nuestra culpa, porque tenemos ese afán de saber más de la gente que no nos importa, que no nos damos cuenta de que habrá personas que hagan lo mismo con nuestros perfiles; exprimirlos al máximo, hasta que todo lo que somos sea trasparente para un desconocido solo por nuestras palabras o nuestras fotos.

No digo nada nuevo, en teoría todos somos conscientes. Abrimos el facebook, y en lugar de mirar solo las noticias, vemos el perfil de aquellos que esperamos que les pase cosas desagradables, para ver si han ocurrido. O vemos sus fotos, para criticar como está aquí o allá, o lo fe@ que es su nuev@ novi@. El ser humano es así de cotilla y malo por naturaleza. No me gusta generalizar, sé que hay gente que no es así, que va a su rollo, que apenas usa el facebook, pero aún así, en algún momento se verá tentado al cotilleo. Y lo tendrá fácil si quiere, porque puedes sacarle jugo a todo lo que te parezca si tienes un poco de malicia. 

En twitter también, somo poco discretos. Están los que publican cosas serias, los que solo publican chorradas, y la gente normal, que publicamos todo lo que se nos pasa por la cabeza, sin darnos cuenta que muchas veces, publicamos movidos por nuestros sentimientos, y estos son muy evidentes para todas aquellas personas que nos siguen.

Ahora hablemos de algo que está haciendo mucho daño a las relaciones humanas: El Whatsapp. Esa herramienta que es tan útil y que ha hecho que ya no escribamos mal, como en los sms, ni que tengamos la necesidad de hablar y de escuchar la voz de nuestros amigos. Todo se vuelve más impersonal. Hay varias cosas que me irritan verdaderamente del whatsapp: que se pueda ver la hora de desconexión de una persona, porque esto permite que otras personas lleven un control casi al minuto de lo que haces o dejas de hacer en la vida. Cuantas parejas habrá roto el "última conexión a..." en esta vida. Deberíamos evitar el vernos tentados a revisar una y otra vez en nuestro móvil si han leído o no nuestro mensaje, si se han conectado y nos han ignorado deliberadamente, o las paranoias que se montan en nuestra mente, sin ningún motivo. La segunda cosa que más odio son los grupos. El diablo inventó los grupos de whatsapp, que creemos que son super útiles, pero cuando tienes un grupo en constante actividad durante más de dos meses, empiezas a preguntarte si no matarás a toda la raza humana porque el móvil deje de avisarte de que tienes mensajes (mensajes, que el 90% de ellos no vas a leer nunca, porque te pierdes) así que, por no ser maleducado, sigues con esos grupos, hasta que prácticamente, acaban con tus nervios. No generalizo aquí tampoco; hay grupos que hablan mucho y en cambio son dinámicos y entretenidos, pero sabéis de que grupos de whatsapp hablo, todos tenéis por lo menos uno insufrible.

Así que en definitiva, tomaoslo con tranquilidad: es el mundo moderno donde nos ha tocado vivir.

No os vendáis como putas en las redes sociales.

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